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Alimentos fermentados

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Fermentar los alimentos, no solo es saludable, es fácil. Detrás de la fermentación, como práctica milenaria, hay muchas razones para comprender el por qué de la interacción entre las bacterias beneficiosas y nuestro cuerpo. Estamos delante de un complejo ecosistema que nos mantiene en condiciones óptimas y que ha sido olvidado por la alimentación moderna.

En el mejor de los casos, ha sido olvidado, y en el peor, manipulado con mala intención para hacernos dependientes de los medicamentos. Muchas bacterias beneficiosas nos defienden del entorno. El truco está en seleccionarlas adecuadamente.

La relación entre las bacterias y la depresión, por ejemplo, es altamente llamativa:

Las bacterias lactófilas son las responsables de la síntesis de la serotonina, la dopamina, el ácido gamma amino butírico (GABA) y las vitaminas C y B.

Aprende a fermentar tus alimentos, y notarás la diferencia en un corto periodo de tiempo.

Estos alimentos han constituido la base de la nutrición saludable durante siglos, pero la alimentación moderna (comida pasteurizada, envasada, industrial…) nos ha hecho olvidarnos de ellos. La fiebre por la asepsia nos ha llevado a eliminar de nuestra dieta algo básico: la flora bacteriana. Sin ella, muchas personas notarán los síntomas de múltiples problemas de índole carencial. Principalmente la carencia del neurotransmisor serotonina producirá depresiones sin darse cuenta de que la verdadera causa está en el mal funcionamiento de su intestino.

Otras manifestaciones de la falta de bacterias beneficiosas son las derivadas de la falta de competencia entre microorganismos en nuestro cuerpo. Al no tener ningún oponente (las famosas «defensas») los hongos y las bacterias oportunistas realizan la invasión sistemática del cuerpo, órgano a órgano. Un caso muy reconocido y extendido es el de la Cándida (Candida Albicans), hongo simbiótico que es común los seres humanos y otros animales, pero que en los casos de sujetos con las defensas bajas, se extiende sin control, produciendo candidiasis.

Se ha demostrado que ciertas cepas de probióticos, en particular la de Lactobacillus rhamnosus GR-1 y Lactobacillus reuteri RC-14 inhiben el crecimiento de la Candida Albicans mediante el mecanismo de la producción de ácido láctico en el intestino y el resto del cuerpo, lo cual produce una disminución del Ph(1).

 

 

 

(1)Probiotic Interference of Lactobacillus rhamnosus GR-1 andLactobacillus reuteri RC-14 with the Opportunistic Fungal Pathogen Candida albicans