Inicio Bacterias Apagar el fuego: la flora intestinal y el ciclo Inflamatorio

Apagar el fuego: la flora intestinal y el ciclo Inflamatorio

21381
8
Compartir

Títulos más importantes

Es gracioso, pero una vez que te das cuenta de que la relación entre la nutrición, la enfermedad, la salud y el metabolismo es complicada, pero que son totalmente dependientes, todo parece un poco más simple.

Todo está conectado con el resto.

Estrés crónico

El estrés crónico genera inflamación crónica, que eleva de forma crónica el cortisol, lo cual induce resistencia a la insulina y produce acumulación de grasa abdominal. Los celíacos también suelen ser intolerantes a la caseína.

Los diabéticos tienen, además, problemas cardiacos y mayores tasas de mortalidad por cáncer. Los diabéticos son a menudo resistentes a la insulina y por lo general tienen sobrepeso. Los celíacos son a menudo diabéticos de tipo 1. La gente obesa duerme menos, trabaja más y toma menos el sol que la gente más delgada.

No obstante, sería muy difícil trazar todas las relaciones precisas entre los innumerables males y sus factores nutricionales desencadenantes o sus factores de riesgo. Hacer esto definitivamente produciría algo en su mayor parte ilegible. Lo que hacemos es especular. Hacer buenas conjeturas basadas en la evidencia clínica, anecdótica, incluso antropológica. Nos fijamos en lo que todas esas personas con inflamación crónica, obesidad, enfermedades autoinmunes, diabetes y celíaquía, están comiendo, cómo duermen y hacen ejercicio, y vamos a partir de ahí. Los mecanismos fisiológicos exactos que hay detrás de algunas de estas relaciones aún no se han estudiado plenamente, pero sabemos que existen esas relaciones y eso es por lo general suficiente para obtener resultados. Por lo tanto, lo mejor es la sencillez.

Bueno, tal vez esta relativa simplicidad resulta muy apropiada. Mi punto de partida es el siguiente: el cuerpo humano es increíblemente complejo, y en él cada proceso está sometido a múltiples factores. Tan pronto como desciframos una causa y su efecto, estamos acosados con más preguntas. Hay pasos intermedios en este camino: ¿Qué está causando esta «causa» para que produzca aquel «efecto»? ¿Qué ocurre a nivel celular? ¿Cuántos pasos, cuántos mecanismos entran en juego entre la “causa” y el “efecto”? Es casi como si hubiera una sucesión infinita de pasos, simplemente porque hay muchas cosas sucediendo a nivel celular para que los procesos fisiológicos básicos funcionen.

Inflamación sistémica

Sabemos que la inflamación, la inflamación crónica sistémica sobre todo, parece estar involucrada en prácticamente todas las enfermedades que existen: la obesidad, el cáncer, las enfermedades cardiacas, la enfermedad autoinmune – si está matando gente, aumentando los costes de la atención sanitaria, y reduciendo la calidad de vida, la inflamación está obligada a participar en algún nivel. Eso hace las cosas más fáciles, en mi opinión, porque tenemos una buena idea de cómo evitar la inflamación crónica, y que debemos hacer:

  • Evita el azúcar, hidratos de carbono, granos, legumbres y aceites vegetales procesados.
  • Consume carne de animales sanos y su grasa, junto con las verduras y las frutas y frutos secos cuando tengas ocasión.
  • Duerme lo suficiente.
  • Haz ejercicio regularmente -pero no demasiado-, y mantén las enfermedades crónicas cardiovasculares al mínimo.
  • Toma el sol de forma regular.
  • No te estréses.

Flora intestinal

Ahora hay una nueva forma (pero muy antigua en realidad) de luchar contra la inflamación crónica: mediante la flora intestinal. La comprensión de nuestro propio cuerpo es suficientemente difícil, pero ahora sabemos que miríadas de microbios externos (pero simbióticos) viven en nuestros intestinos e interactúan con nuestra salud. Sabemos ya mucho de esto.

Nuestra relación con la flora intestinal es confusa y bastante precaria. Si se cumplen las condiciones adecuadas, existimos en armonía. Si las bacterias beneficiosas existen de forma estable, descomponiendo la fibra (como la pectina y la inulina) en ácidos grasos de cadena corta (como el butirato), y trabajando en armonía con el cuerpo, la inflamación intestinal se suprime, la permeabilidad intestinal se reduce, y entonces aumentan muchos de los biomarcadores de salud (como los lípidos y la insulina).

Pero debemos recordar que la flora intestinal no existe exclusivamente para nuestro beneficio, ya que sólo están actuando por interés propio. Ellas no «cuidan» de nosotros. Sólo están tratando de sobrevivir, lo que ocurre es que nos mantienen sanos por mediación de la respuesta inmune y la “zonula occludens”, ayudando a identificar a los intrusos, y mediante la producción de ácidos grasos de cadena corta como el butirato, que pone la flora en buena relación con nuestro sistema inmunológico. Nos rascan la espalda, por lo tanto les ofrecemos alojamiento y comida y no enviamos anticuerpos para destruirlas.

La flora intestinal influye en la respuesta inmune humana (proporciona un bloqueo contra las bacterias dañinas; son la clave que evita que el sistema inmunológico ataque, desperdiciando recursos; influye en el tamaño del timo). Los ratones sin flora intestinal tienen una respuesta inmune muy reducida, por ejemplo.

Ahora ¿cuál es la primera respuesta inmune ante los estímulos dañinos? La Inflamación. En cantidad razonable, la inflamación es de gran ayuda, es necesaria para la curación y la protección frente a los microbios invasores. Pero en exceso, la inflamación es la causa de muchas enfermedades. La inflamación intestinal en especial se asocia con las enfermedades autoinmunes. El síndrome del intestino permeable, o la permeabilidad intestinal, por ejemplo, se asocia con la inflamación del intestino, y con proliferación bacteriana intestinal.

Sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado

El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, o SIBO (Small intestinal bacterial overgrowth), ocurre cuando está en peligro la flora intestinal. Recuerda, la flora intestinal actúa normalmente como una barrera física contra las bacterias externas; la microflora intestinal son inquilinos obstinados, que se niegan a salir y que sirven para disuadir a la flora patógena de que se quede. Si la buena flora intestinal se ha ido o su desarrollo se ha interrumpido, las bacterias patógenas pueden poblar el intestino a voluntad. El resultado es SIBO (Small intestinal bacterial overgrowth), y conduce a la inflamación y la hiperpermeabilidad intestinal.

Las llamadas “uniones estrechas” o “zonula occludens” son unas estructuras citológicas presentes en células del epitelio y endotelio que crean una barrera de impermeabilidad impidiendo el libre flujo de sustancias entre las células epiteliales intestinales. Las uniones estrechas, y sus receptores toll-like de control (Los receptores tipo Toll -o Toll-like receptor TLRs- constituyen una familia de proteínas que forman parte del sistema inmunitario innato), se basan en la cooperación con la flora intestinal con el fin de saber qué proteínas y moléculas han de ser excluidas para entrar en el flujo sanguíneo; una flora intestinal dañada y las “uniones estrechas” permiten la salida de proteínas y otras moléculas al torrente sanguíneo sin control. Si proteínas como las lectinas de granos y legumbres, por ejemplo, o el gluten van a parar al torrente sanguíneo, serán reconocidas como sustancias peligrosas y el sistema inmunológico responderá como lo haría normalmente con intrusos perjudiciales externos: con la inflamación.

¿Donde quiero llegar con todo esto?

La inflamación conduce a una flora intestinal dañada

Todo es un círculo vicioso. La inflamación conduce a una flora intestinal dañada (o tal vez es al revés – el clásico dilema del huevo y la gallina), SIBO, los receptores tipo Toll funcionan mal, y el intestino se vuelve permeable, permitiendo que las proteínas entren en el cuerpo y provoquen una respuesta inflamatoria del sistema inmune.

Más inflamación, más sobrecrecimiento bacteriano, tal vez un tratamiento con antibióticos como una buena medida que eliminará las bacterias, haciendo borrón y cuenta nueva y provocando otra loca carrera por parte de los microbios para llenar los huecos, y el resultado es – potencialmente – una alteración permanente o una distribución alterada de la flora, dando con ello soporte y apoyo a la inflamación sistémica crónica intestinal. ¿Dónde termina esto? ¿Cómo lo arreglamos?

Las tácticas comunes no parecen funcionar demasiado bien. El abuso de los antibióticos afecta negativamente a la microflora intestinal, que que conlleva la destrucción de las beneficiosas y las perjudiciales. Piense en un bombardeo masivo indiscriminado. Vivir una existencia temprana estéril (evitando en exceso la suciedad, o con la falta de lactancia materna) tiene un efecto similar a limitar la variedad y la cantidad de la flora intestinal desde el principio. Ya sea porque la tenía y la perdió o porque nunca la tuvo en absoluto, el efecto es el mismo: los bajos niveles de las bacterias intestinales, por debajo de los niveles mínimos.

Entonces, ¿cuál sería la solución, aparte de retroceder en el tiempo para llenar el intestino del niño con probióticos?

Mencioné el artículo del Dr. Art Ayer la semana pasada, y ahora voy a hacerlo de nuevo. En primer lugar, Art sugiere la adopción de una dieta anti-inflamatoria. Sus recomendaciones dietéticas son esencialmente idéntica a las mías – elevada proporción de Ácidos Grasos Saturados (AGS), moderado consumo de proteínas animales, bajos suplementos de Omega-6 y Omega-3, hortalizas de hoja verde, algo de fruta y frutos secos. También sugiere el uso de probióticos, ya sea como suplemento o en forma de alimentos (yogur, kéfir, chucrut), para repoblar el intestino con buena flora. Lo siguiente es lo más interesante: consumir verduras fibrosas frescas de la huerta, sin lavar, con el fin de alimentar su flora intestinal, así como introducir nuevas bacterias y nuevos enzimas digestivos para diversificar el conjunto de las habilidades digestivas del intestino (similar a la forma en que los japoneses usan los enzimas bacterianos de las algas para descomponer estas). Los alimentos como la jícama o nabo mexicano, las cebollas, el ajo y las alcachofas de Jerusalén proporcionan la inulina prebiótica (un tipo de fibra) que consume la flora intestinal y se convierte en útiles ácidos grasos de cadena corta.

Todo esto parece un plan sólido y familiar. La dieta básica Blueprint Original ya es anti-inflamatoria, y promovemos el consumo de alimentos fermentados y probióticos, pero tal vez habría que poner una mayor atención a la alimentación de flora, los prebióticos. Tiene sentido.

Si hay algo que he aprendido como padre de dos hijos, es que mantener a quienes viven bajo tu techo felices y bien alimentados es absolutamente esencial si tienes la intención de vivir una vida sin estrés y antiinflamatoria.

Gracias por leer este artículo y compartirlo.

Artículo original:

http://www.marksdailyapple.com/gut-flora-inflammation/#axzz3L6ilY02p

¡¡Este artículo ha sido leido 23727 veces!!

8 Comentarios

  1. Muy convincente i sensato.
    Según algunos investigadores estamos ante la evidencia del 4º cerebro.

    El primer cerebro es el que conocemos de la anatomía, donde pensamos, memorizamos, y percibimos, el coordinador consciente.

    El segundo cerebro son el conjunto de neuronas del abdomen que controlan y sienten el intestino, el mundo químico exterior que ha penetrado nuestro interior.
    Ese cerebro tiene una tremenda importancia ya que ‘impronta’, imprime, su cualidad sobre la totalidad del primer cerebro. Los orientales consideran el ‘Hara’ como en centro biológico del ser.

    El tercer cerebro es la microbiota, el ecosistema de microorganismos que pueblan el tracto intestinal en toda su extensión y las paredes del mismo. Producen neurotransmisores, inhibidores, y toda una bioquímica que pasa a la sangre y afecta a todo el resto del organismo, incluidas las glándulas productoras de hormonas.

    El cuarto cerebro está formado por una selecta microbiota dentro del primer cerebro, y es la descendencia del tercer cerebro que mutada o no ha ascendido hacia dentro de la cabeza. SI, eso dicen algunos científicos. A tal punto, que producen neurotransmisores, y pueden ser responsables de muchos matices de nuestro estado normal de consciencia.

    Tal y como se expone en este artículo, alinearse con la Biosfera sin interferencias humanas modernas es una manera de recuperar la microbiota sana, mínima, pero sólida y organizada armónicamente con el ser humano del cual forma parte.

    Es un camino que sigo, no por su elegancia expositiva o su lógica mental, sino por los resultados prácticos que dejan al lado los medicamentos, y abaratan la cesta de la compra simplificándola.

    Saludos.

  2. una parte de la dieta no la entiendo
    altos acidos grasos saturados que teóricamente debemos consumir no muchos..a no ser salmón aceite de coco que lo veo normal y dieta baja en Omega 6 y 3?

    • Ana, menos suplementos y más regenerar el intestino para que pueda absorber correctamente los nutrientes. Una de las causas de que este floreciendo el mercado de los suplementos es precisamente que el epitelio intestinal funciona al mínimo y la mayoría de los alimentos se desperdician. Si disminuyes la inflamación, la absorción intestinal mejorará y necesitarás pocos suplementos.

      Saludos.

  3. ¿Qué otros alimentos buenos para la flora podría consumir ya que no me gustan nada de nada las verduras (solo me gusta el pepino y haciendo esfuerzo por comerlo el pimiento)?

    • Hola Francisco:

      Puedes fermentar aceitunas, berenjenas, leche y consigues con esto varios tipos de fermentados como el kéfir, el yogur, el queso en todas sus variedades, también puedes fermentar la carne, el pescado y las frutas. Puedes fermentar distintos cereales y obtener pan o cerveza o incluso bebidas de alta graduación como el amazake, o frutas y obtener bebidas como el vino o la sidra. Puedes fermentar también frutas para conseguir vinagres. Puedes fermentar también té. Granos como la soja y obtener natto, miso… También puedes fermentar miel, para obtener hidromiel.

      Cada uno de ellos tiene su proceso característico. La cuestión es elegir.
      Saludos

  4. Hola, hace mucho tiempo, me he dado cuenta que comiendo verduras me va muy mal. Que de verdad me hinchan horrible y también me dan dolor de Colón irritable. Cuando como pan, y pastas refinados todo anda fantástico, pero luego, un poco de kefir, y muero del estómago otra vez!. No sé supone que ayudan contra las malas bacterias? Me podrías ayudar? Muchas gracias

    • Visto así, sin más datos, no sabría qué decirte. Tienes que pensar en tu tracto digestivo como un sitio en el que se libra una dura batalla y en el que existe una población asentada. Cuando cambias el sistema de alimentación desequilibras lo que ya hay allí, así que depende lo que quieras conseguir. Si dices que las verduras te van muy mal, quizás es porque cuando las comes lo haces en más cantidad de la que tu organismo está dispuesto a aceptar. En general suele sentar muy bien reducir la ingesta de lo que sea que comas, así le das a tu cuerpo la oportunidad de funcionar mejor. Yo pienso que los ayunos intermitentes, la ingesta variada, el aporte equilibrado de distintos nutrientes y el uso de alimentos fermentados en pequeñas y variadas formas, viene bien.

      Y, efectivamente, las inflamaciones del vientre se deben a muchas causas, pero una de ellas es la reacción de unas bacterias contra otras y contra los hongos.

      Mi consejo es que consideres la posibilidad de hacer una ingesta menor, es decir, intercalando ayunos intermitentes, y que cuando ingieras verduras, lo hagas en pequeñas cantidades.
      Saludos

Dejar una respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here